“Los absorbe el medio”Por esas cosas del azar que conlleva el hecho de viajar a dedo, la ruta o el destino(como ustedes prefieran), nos cruzo en el camino, antes de adentrarnos a las comunidades, a un Gendarme de alto rango. Con él, tuvimos una prolongada charla... o más bien... un prolongado discurso, que no era ni más ni menos, que su más honda y fiel declaración de principios.Nos contó de la importancia de sus misiones de paz en Haití, con exhibición de medallas y todo. Nos habló del trabajo arduo que día a día daba el narcotráfico .... “y encima si a eso le sumás los piquetes” “ahora hasta los indios hacen piquetes” decía.Los Indios!! Ahí estaba el tema!!Podría este señor de verde darnos una visión externa más de aquello que conocíamos por fotos, documentales y referencias de otras tantas personas, y en breve íbamos a vivenciar con nuestros propios sentidos?Podía! Y de que manera!Podemos decir que aprendimos, gracias a la Gendarmería NacionalSupimos que los indios que creíamos recolectores, ya no recolectan ,que los que vivían de la pesca o de la caza , ya no pescan ni cazan. Y por qué? .” Pues porque son todos unos vagos! ““Antes al menos se mojaban los pies, ahora ni siquiera eso. Se conforman con nada, no tienen ambiciones, bueno.... no tienen cultura.”Gracias a la charla previa, pudimos establecer también grandes diferencias... “estos aborígenes (porque viste, ellos son “aborígenes” cuando les conviene), no son como los del sur. Allá en el sur les gusta vivir bien, tienen casa y trabajan”.“acá vos les das un tractor y lo usan para pasear” “no quieren progresar, no saben lo que es el trabajo, ya se acostumbraron a no hacer nada”Y como para que terminemos de comprender bien la situación, nos contó algo que le sucedía a él frecuentemente.“Yo tengo camaradas trabajando en algunas zonas donde el 90% son indios. Estamos nosotros, algún que otro criollo y nada más” “Y podés creer que cada tanto tengo que ir a despabilarlos para que trabajen?” “si no, tarde o temprano, los termina absorbiendo el medio”
Tierra y silencioFinalmente llegamos a una de las comunidades en el monte. La tranquilidad es absoluta, en todos lados... se respira en el aire una aparente inactividad, huele a desolación.Caminamos con nuestras mochilas pesadas por esa especie de talco marrón que abunda por todos lados. Hay tierra por donde mires, casas de tierra, caminos de tierra, tierra al respirar.... tierra y más tierra... tierra y silencioUn árbol en medio del camino sostiene un cartel que advierte “despacio escuela”.No imaginamos en ese lugar algo que no suceda despacio, y poco a poco vamos sintiendo la necesidad de silenciar los pasos, de aminorar la marcha, de hacernos chiquitos y livianos para no interferir con tanta paz.
Las sierras no duermenEl hecho de haber conseguido alojarnos en la escuela de la comunidad, nos obliga a respetar algunos horarios. 7:30 AM suena el despertador, y al apagarlo, de fondo se deja oír algo que aparenta ser una sierra... o quizás varias. Más tarde recorriendo la comunidad comprobaríamos que ese sonido constante que nuestro oído de ciudad no había percibido el día anterior, no solo respondía al ir y venir de serruchos y sierras, sino que también se extendería durante toda la jornada y nos acompañaría incluso, hasta que el sueño nos venciera.En la comunidad donde “no saben lo que es el trabajo”, las sierras no duermen.
Ni panes, ni peces
Hasta hace un tiempo necesitábamos de documentalistas arriesgados que recorrieran miles de kilómetros y se internaran en el monte para poder hablar de deforestación. Hoy en día desde cualquiera de las rutas mas transitadas del país podemos ver con nuestros propios ojos la quema total de los campos o las plantaciones de soja transgénica que abrazan las banquinas.Las tierras a donde hoy son confinadas las comunidades Wichí se encuentran en constante destrucción, tanto por la deforestación creciente, como por la contaminación de ríos a manos de las grandes industrias de la zona. Todo esto llevó de un tiempo a esta parte a la desaparición de la flora y la fauna del lugar, y a un cambio rotundo en el modo de vida de este pueblo.En la tierra de los cazadores / recolectores escasean animales y frutos.En la tierra de los que “pasean en tractor”, el agua está contaminada.Los que “ni siquiera se mojan los pies”,ya no tienen panes, ni peces.
La salvación artesanalAl movernos dentro de la comunidad observamos mayoría de artesanos. Es raro pasar por una casa en la que no haya gran parte de la familia que la habita, trabajando la madera ,tejiendo, hilando, o armando collares. Originariamente, nos cuentan los mismos artesanos, los trabajos en madera eran grandes tallados que representaban por lo general a dioses y creencias del lugar. Eran rústicos, voluminosos y con un gran valor simbólico.En la actualidad, la artesanía se volvió el medio de subsistencia del 90% de la comunidad gracias al sentido comercial de un visionario que fue modificando la forma de trabajar.El sistema fue sencillo... ante la escasez de madera , o sea de materia prima, el producto debía ser chico y con mucha mano de obra. Además, para que el negocio funcione siempre es necesaria la diversidad.Es así que nos encontramos con viejos artesanos de la comunidad que nunca habían salido del monte en su vida, pero que sin embargo, modelaban perfectos delfines o hermosos patitos vieneses en madera a la par de los animales propios de la zona.Este mismo visionario que los “salvó” dándoles una salida laboral es uno de los que hoy en día los explota sistemáticamenteCon el marco ideal que da un pueblo sumiso, dividido y marginal, se ha montado una gran empresa que con el discurso de “preservar la identidad cultural”, lucra con el trabajo de la gente.Es por esto, que en una comunidad donde hombres, mujeres y muchas veces niños trabajan de sol a sol, cenar es un privilegio y enfermarse una tragedia.
Adela“Ya no nos preocupamos mucho por el tema”- me comenta la maestra- “es cultural”.“Por más que vos insistas y les repitas una y otra vez ellos vienen a la hora que quieren.Son de faltar bastante también, y a veces vamos a las casas a buscarlos cuando no aparecen por mucho tiempo.” En cambio Adela no. Ves? Adela viene siempre. Pobrecita con sus piecitos... pero siempre está acá, no falta nunca.”En el momento en que la señaló, tan solo pude ver que esa nena de la que me hablaba la maestra, caminaba dificultosamente con sus pies descalzos y torcidos por el patio de tierra de la escuela y se metía en una de las aulas.Estaba empezando la jornada y uno a uno llegaban los chicos desordenados y sin apuro.En el momento no me había llamado tanto la atención, pero luego noté que Adela era la única nena descalza de toda la escuela.Se retiró la maestra hacia el aula apurando a los mas remolones y mientras, yo seguí recorriendo el gran patio, la huerta y el vivero junto a mis compañeras de viaje.Mas tarde, invitados por la directora, nos dirigimos hacia una de las aulas a presenciar la clase de los chicos de 1er grado junto a su maestra y al maestro auxiliar bilingüe. Nos sentamos a un costado y, tratando de no desviar la atención de los chicos, observamos la interacción con sus maestros y quedamos fascinados con el respeto mutuo que hay entre ellos.En el aula estaba Adela. Sentada sola en una mesa, hojeaba el mismo cuadernillo que el resto de los chicos, pero a su ritmo. No participaba activamente de la clase, permanecía callada y dispersa, pero a la vez, su mirada reflejaba cierta curiosidad. Había algo en ella que la hacia distinta a los demás, y estaba convencido que no tenía que ver con sus pies descalzos, con su dificultad al caminar ni con su ropa gastada y sucia, o al menos ... no solo con eso. Había algo más.Al terminar la clase y ante el desbande de los chicos que salían en estampida hacia el comedor, recurrí al maestro. Lo indagué sobre Adela y resultó que la nena que siempre llegaba a horario y que nunca faltaba; la que andaba con los piecitos descalzos y torcidos, además, era muda.Me comentó también José que la sientan en el aula junto a los chicos de su edad y tratan de integrarla lo más posible. Al parecer, si puede escuchar, pero ellos no tienen posibilidad de evaluar mucho su situación, ya que no existe el ida y vuelta continuo ,como sí sucede con el resto de los chicos.Lo cierto es que Adela parece feliz en la escuela, por eso no falta. Se la puede ver revoloteando como un pajarito alrededor de chicos y maestros, siempre con la mirada curiosa y dispuesta.Con la misma mirada que me encandiló en el momento en que le acaricié la cabeza y la tome de la mano para ir a probar los bocadillos de acelga que preparaban en el taller de cocina.Con la mirada con la que me pidió que la alzara.Con esos ojos vidriosos que me examinaban minuciosamente a medida que subía y me tenía cada vez más cerca.Los mismos que hicieron que me olvide de los bocadillos.Los que se sorprendieron cuando sus manitas inquietas descubrieron mi barba.Y los que brillaron más que nunca, cuando me regaló una sonrisa.
Texto y fotos: Rodrigo Gandoy
